La enfermedad renal crónica, una epidemia silenciosa

Abstract

La Enfermedad Renal Crónica (ERC) representa uno de los principales problemas de salud pública debido a su elevada prevalencia, a la gravedad de sus complicaciones y elevada morbimortalidad cardiovascular asociada, y por último al impacto en los sistemas de salud, con elevados costes económicos y también sociales. En España, según los estudios epidemiológicos afecta aproximadamente al 10% - 15% de la población adulta. Es comúnmente llamada la enfermedad “silenciosa”, porque a pesar de esta elevada prevalencia (se estima que 1 de cada 7 españoles adultos padecen esta enfermedad) existe un infradiagnóstico, debido a que la ERC no produce síntomas hasta que no está en estadios muy avanzados. Entre las causas que pueden llevar a la ERC en primer lugar está la diabetes, enfermedad cuya incidencia sigue aumentando, fundamentalmente relacionada con la obesidad y que representa la causa del 25% de los pacientes que inician el tratamiento renal sustitutivo. La segunda causa es la no filiada o desconocida que constituye un 18%. El diagnóstico es sencillo, con una analítica de sangre que incluya la determinación de la creatinina, que nos permite medir el filtrado glomerular (funcionamiento de los riñones), y también la determinación en orina de la albúmina. La ERC se clasifica en 5 estadios o grados, en el 1 la función renal es normal, pero hay alteraciones en la composición de la orina o estructura del riñón y en el 5 el paciente tiene un filtrado o función renal inferior a 15 ml/min y está a las puertas de la diálisis o el trasplante. La complicación más importante de la ERC es que aumenta el riesgo cardiovascular. Como en toda enfermedad crónica, la base de su prevención es poder detectarla precozmente. En los estadios finales cuando los riñones no funcionan hay que recurrir a la diálisis o el trasplante, siendo esta última la mejor opción. España es uno de los países líderes en trasplante gracias a un programa de donaciones avanzado y riguroso.